OPINIÓN

OPINIÓN

Quince años de la ocupación del Consejo Económico y Social (CES) por la CNT. La lucha por el patrimonio sindical histórico y acumulado

En el año 1.986, se había promulgado la Ley de devolución de los bienes incautados a los Sindicatos durante la era franquista. La devolución de estos bienes se refería tanto a los del patrimonio histórico como los del acumulado.Pero con referencia al patrimonio histórico solamente la UGT, y a partir del citado año, había recibido una compensación por los bienes incautados por el franquismo. Sólo ese año, en total recibió 4100 millones de pesetas. A esto habría que añadir las diferentes sumas económicas y locales que se le entragron en los años sucesivos. También habían tenido acceso a locales que provenían del antiguo sindicato vertical, al que por ley estaban inscritos en él todos los trabajadores. A la UGT, le habían sido abonadas importantes sumas, sin duda por los buenos oficios del PSOE, al cual le convenía que el sindicato de tendencia socialista, fuera el que ostentase la primacía en todo el Estado.A la CNT, por el contrario, le había sido denegado sistemáticamente, tanto el uso y disfrute de los locales del patrimonio acumulado, que si les habían sido concedidos a otros sindicatos como UGT, CC.OO., ELA, USO, etc. La central anarcosindicalista, absolutamente discriminada, se había visto desoída una y otra vez en la reclamación de lo que legítimamente le correspondía y cuyo patrimonio había sido fruto de las cotizaciones y aportaciones de sus afiliados. Y todo esto a pesar de que la CNT, y tal vez incluso por encima de la UGT, había sido el sindicato que más locales había mantenido antes del triunfo del fascismo.No había que ser un genio para darse cuenta que la verdadera razón de tan desigual reparto era el miedo a un sindicalismo revolucionario y el favoritismo a un sindicalismo de servicios que funcionaba más como una agencia de seguros que como un sindicato de clase. Muchas fueron las reuniones y las largas que dieron durante estos años, para conseguir apenas unas migajas.Hay que destacar los variopintos actos que los diversos sindicatos de la Confederación, a nivel de todo el estado organizaron para la recuperación del patrimonio histórico: campañas divulgativas, carteles, protestas y ocupación de locales. Aunque todo ello se había visto avocado a un silencio informativo, a la detención de compañeros que defendían a la Confederación, e incluso a declaraciones de los líderes de los "sindicatos mayoritarios" en las que tachaban de locos incluso de fascistas a los cenetistas. En Tenerife en el año 1993, un grupo de jóvenes de la CNT capitalina ocupa la primera planta del edificio sindical de Santa Cruz en demanda del patrimonio acumulado. Resultando desalojados y detenidos en pocas horas, aunque se consigue hacer llegar a los medios las justas reclamaciones de la CNT. Dos años más tarde el mismo sindicato ocupa durante varios meses el edificio sindical en la Orotava, en reclamación del patrimonio acumulado e histórico y con resultado de desalojo y denuncias de la UGT contra la anarcosindical.Sin duda, la acción más sonada tuvo lugar el 5 de diciembre de 1996 en Madrid, donde cientos de personas, la mayoría pertenecientes a CNT, realizaron una concentración frente a la sede de Centro Económico y Social (CES), lugar donde estado, patronal, UGT y CCOO, pactaban la rendición anualmente de la clase trabajadora. Allí más de un centenar de cenetistas decidieron entrar en el edificio del CES para ocuparlo simbólicamente exigiendo que el ministro de trabajo, por aquel entonces Javier Arenas (PP), concediera una reunión para tratar el tema del patrimonio sindical que la CNT llevaba más de 20 años esperando. La negativa del ministro fue clara, mandó entrar a los antidisturbios en el edificio para desalojar como fuera a los allí congregados. Así lo hicieron, hiriendo y deteniendo a varias personas que participaban en la protesta. A su paso destrozaron diverso material que luego se imputaría a los cenetistas encerrados.Por su parte más de 600 cenetistas y simpatizantes que les apoyaban fuera del CES empezaron a protestar por el centro de Madrid exigiendo la inmediata puesta en libertad de sus compañeros detenidos y manteniendo la exigencia del encuentro con miembros del Ministerio de Trabajo. Encuentro que se produjo, aunque lo silenciaran la administración y todos los media, que quedó una vez más en promesas incumplidas.Al día siguiente los medios de comunicación eran un ejemplo de manipulación mediática al servicio del Estado-Capital. Los periódicos titulaban a bombo y platillo:«Los anarquistas de la CNT destrozan el CES, la sede del dialogo Social.»Los telediarios y medios radiofónicos hablaban de la "sinrazón" del vandalismo anarquista. Ningún medio habló de las reales causas del problema: la devolución del patrimonio sindical que el franquismo requisó a la CNT y el estado que se autodenomina democrático todavía poseía. Javier Arenas, ministro de trabajo, llegó a asegurar que la CNT nunca había solicitado nada a ese respecto. Una mentira escandalosa ya que la CNT había buscado por todas las vías la devolución del patrimonio y se había puesto en contacto con el Ministerio de Trabajo en reiteradas ocasiones.
También al día siguiente de la ocupación del CES aparecían en las portadas y fotos de todos los medios, junto a Javier Arenas, los respectivos Secretarios Generales de UGT y CCOO «condenando un acto irracional, injustificado y vandálico que ensucia las siglas de la CNT» se atrevieron a decir. Como consecuencia de la represión que sobrevino a la ocupación del CES, habría 117 militantes procesados en 1996 a la espera de ser juzgados.Muchas fueron las críticas a la CNT por todas estas reivindicaciones, argumentando que se «reclamaba la propiedad privada», o que en el fondo era «igual que pedir subvenciones». Pero lo cierto es que, como se publicó en el periódico de la Confederación:«Nos hemos negado a recibir subvenciones y otras prebendas. Pero no creerá la administración estatal que vamos a dejar que nos roben apoyados en la impunidad que goza dicha administración. Debemos ser los únicos que en un sistema que legitima la propiedad privada se nos niega dicho derecho. Y estaríamos dispuestos a desprendernos de dicha propiedad si los demás hicieran lo mismo. A pesar de todo la CNT ha seguido realizando su acción sindical y social en contra de todas las trabas. No han conseguido pararnos.»[...]«Nuestro objetivo es claro: la transformación social, y éste no lo podrán parar todos los juicios, los robos, atropellos, ataques, etc. Si nosotros tenemos claro qué es lo que podemos esperar del entramado sistema del Capital y el Estado, ellos deben saber lo que pueden esperar de nuestra organización y de nuestra militancia.»
En 1997, y de nuevo el 5 de diciembre, otros 12 militantes fueron detenidos en Tarragona por reivindicar el uso del patrimonio acumulado que utilizaba el INEM en vez de las organizaciones obreras como reclamaba CNT.

Patrimonio Sindical Histórico y Acumulado.
Concentración de la CNT ante el edificio del CES.




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Tecnócratas al poder

Está claro que ahora la moda son los llamados tecnócratas. Primero en España empezamos a oir algo sobre una “crisis económica super grave”, luego empezamos a tomarnos en serio eso de la “burbuja inmobiliaria” y el índice de las hipotecas llamado “euribor”, ya no era solo una mera parrafada en la gran parrafada de las escrituras de las compra ventas de los pisos; luego nos liamos con eso de la “prima de riesgo”, “recesión”, “recesión global”, “agencias de calificación de riesgo”, y ahora parece que la moda será que nos hablen de los “tecnocratas”. ¿Qué es un tecnócrata, exactamente?
Viene del griego (y tiene ironia que la “solución” para la economía europea y mundial tenga nombre de vocablo que proviene de Grecia) tecnos (“técnica”) y kratos (“fuerza”, “dominio” o “poder”), por tanto, tecnocracia significa literalmente “gobierno de los técnicos”. En definitiva, que nada de politica ni teorías gubernamentales ni tonterias diversas, qué mas da el hecho de que el pueblo elija o no a sus gobernantes si todos parecen altamente inútiles: al final, hay que contratar a un tipo que viene de fuera que, saltándose las leyes de las elecciones y la democracia, está en el Gobierno puesto por Alemania, Francia o el Banco Central Europeo, el tecnócrata. Y ojo, que ya hay dos: uno en Grecia y otro en Italia, tras la aparatosa caida (o no…) de Berlusconni.
Un hombre, el llamado tecnócrata, que pasa de las teorías politicas y solo está ahí puesto es técnico en economía y administración, especialista en eso nada más. Pero ojo, que históricamente el tecnócrata puro y duro tiende a suplantar la política en vez de asesorar a sus gobernantes. Es decir, los mercados y las Bolsas de divisas diversas ponen a su antojo a sus aliados para controlar países enteros, quizas poco importante como Grecia, pero tan importante como Italia. Son los mercados los que eligen a sus gobernantes, y adiós a la democracia pues ahora manda el dinero. Realmente ya mandaba de antes, pero ahora lo hace sin capas ni máscaras.
En definitiva: estamos en otra fase de la crisis global económica y ahora, ya que los mercados ven que los gobiernos son incapaces de hacer nada, ponen ellos mismos a los que deben de dirigir el país. ¿Cuál será el siguiente paso, señores?

Anarquismo y eclecticismo, en general y particularmente en Brasil
Comunicado de la Unidad Popular Anarquista - UNIPA # nº 15 Río de
Janeiro, Septiembre de 2006
Anarquismo y eclecticismo, en general y particularmente en Brasil
Comunicado de la Unidad Popular Anarquista - UNIPA # nº 15 Río de
Janeiro, Septiembre de 2006

Diversos compañeros se preguntan (y nos preguntan) sobre la diferencia entre el anarquismo postulado por nuestro grupo revolucionario y el “anarquismo” como es postulado por muchos grupos e individuos en Brasil. Esta pregunta conlleva algunos problemas de orden teórico y práctico. Vamos a explicitar tales diferencias para que no queden dudas sobre el verdadero tenor e importancia de estas diferencias. Podemos decir que tales diferencias residen en posicionamientos teórico-prácticos. En la realidad, tanto los posicionamientos prácticos frente a la coyuntura derivan en posiciones teóricas, como las estrategias y caminos adoptados varían de acuerdo a las “tesis” o presupuestos que orientan explícita o implícitamente las acciones políticas. Cabe entonces indicar las principales posturas que separan al bakunianismo del eclecticismo en Brasil.

Quien reivindica el anarquismo en Brasil? Composición de clase y heterogeneidad organizativa.
Es importante antes que todo, trazar un panorama de lo que se denomina anarquismo en Brasil. Entre aquellos que reivindican la categoría “anarquismo” como forma de autoidentificación, existen dos tipos diferentes de grupos: los grupos políticos y los grupos de contra-cultura, de afinidad o editoriales. Los grupos de este último tipo existen en gran cantidad, son muchísimos, pero por su carácter, tienden a formarse y desaparecer de manera más o menos regular sin ningún tipo de impacto en la lucha de clases. Todos estos grupos tienen una característica en común: no existen para desempeñar una acción política o una intervención coherente y sistemática en la lucha de clases. La composición clasista es variada, normalmente burguesa y pequeño burguesa (tanto desde el punto de vista de la condición material como de la ideología). El “anarquismo” se convierte entonces en una marca o símbolo (para el mundo de la contra-cultura, que distingue ciertos grupos de otros), una “identidad Inter-Subjetiva” que permite aglutinar individuos en torno de ciertos principios generales (estar en contra de la autoridad), o aun un mero sello editorial para intelectuales universitarios o empresarios oportunistas. El rasgo común de estos grupos es su tendencia al apoliticismo, al individualismo, que mezcla la retórica y el discurso en torno al “anarquismo” con prácticas meramente contra-culturales o educacionistas. Su tenor es burgués, frecuentemente contra-revolucionario, o en la mejor de las hipótesis, alienado en relación a la lucha de clases.
Pero no es sobre estos grupos que vamos a hablar y hacer la crítica. Vamos a hablar de los grupos políticos, que son relativamente reducidos en su número. En este campo, existen algunas organizaciones, especialmente aquellas agrupadas en el FAO (Foro del Anarquismo Organizado). En este foro, dos organizaciones tienen mayores responsabilidades y protagonismo: La FAG (Federación Anarquista Gaúcha) y la OSL (Organización Socialista Libertaria de São Paulo).



Este campo está compuesto por militantes de los movimientos sindical, estudiantil y popular, que tienen una actuación localizada en algunas regiones del país, logrando alcanzar en algunos momentos la repercusión nacional. Son grupos que de manera contínua o discontinua actúan hace casi diez años. La cuestión es: ¿por qué la UNIPA, en tanto grupo político, no actúa en conjunto con los demás grupos políticos autodenominados anarquistas? La respuesta es simple: estos grupos mencionados arriba tienen una orientación teórico-ideológica y una práctica eclecticista. Y el eclecticismo no es capaz de resolver los principales problemas de la revolución. Ni los de largo plazo, ni los de corto plazo.
Es la crítica del eclecticismo en general y de su manifestación particular en Brasil lo que buscamos con este texto.

Dos grandes cuestiones histórico-políticas: posición frente al individualismo y posición frente a la guerra civil española.
Aquí nos vamos a atener a los documentos y posiciones oficiales de las organizaciones del campo eclecticista brasileño. Seleccionaremos dos cuestiones estratégicas para el anarquismo: la posición frente al individualismo y la posición frente a un fenómeno decisivo para la historia mundial, la Guerra Civil Española (1936-1939). Las posiciones frente a estas dos cuestiones sirven para expresar de forma sintética las diferencias teórico-ideológicas entre el bakunianismo y el eclecticismo.

Sobre el Individualismo
La posición frente al individualismo es crucial. En realidad, este debate remite a la propia definición de lo que es el anarquismo. El documento “Carta de Principios de la FAG” explicita exactamente el tipo de definición que de anarquismo y eclecticismo comporta: “Hay quienes reivindican el anarquismo como una filosofía de vida, estilo de comportamiento, corriente del pensamiento humano, práctica alternativa para la vida cotidiana, inspiración y formas artísticas y hasta una visión de espiritualidad. Todo eso también es anarquismo, con la debida noción de pluralidad que eso implica...” (FAG, p. 5).
Podemos afirmar que la característica principal del eclecticismo es su ambigüedad frente al individualismo. Pero el posicionamiento inicial es reconocer al “individualismo” (o anarco-individualismo) como una teoría legítima; el eclecticismo busca dar un tímido combate al individualismo a través de la polémica “Organizacionistas vs. Anti-organizacionistas”.
El eclecticismo se coloca en el campo de los “organizacionistas”; esta polémica se convierte en una camisa de fuerza para el eclecticismo. El principal, a veces el único, debate “teórico” (entre comillas, porque los debates son realizados de manera tan superficial que ni merecen ese título) realizado es para justificar la necesidad de “organización”, de participar de la “lucha social”, de afirmar la necesidad de “sindicatos”, etc. No es de extrañar que confundido con el eclecticismo, el anarquismo haya sido acusado de “debilidad teórica”, pues debatiendo cuestiones tan pueriles y de respuesta tan obvia, el resultado no podría ser otro que la esterilización intelectual. Pero avancemos sobre lo que nos interesa.
El individualismo, en tanto tesis o teoría, es esencialmente burgués y anti-socialista e a lo largo de la historia sólo alimentó a la contra-revolución y desorganización de las masas. El eclecticismo legitima la influencia burguesa, la interioriza y asimila en diferentes aspectos (negación de la lucha de clases, política colaboracionista, idealismo).
Desde el punto de vista teórico, el individualismo tiene diversas expresiones, pero la principal es la referente al origen de la sociedad y del Estado, y al funcionamiento de la economía. Veamos lo que Bakunin dice al respecto: “Los metafísicos modernos, a partir del s. XVII, trataron de restablecer la moral, fundándola no en Dios sino en el hombre. Por desgracia, obedeciendo las tendencias de su siglo, tomaron por punto de partida no el hombre social, vivo y real, que es el doble producto de la naturaleza y la sociedad, sino el yo abstracto del individuo, al margen de todos sus lazos naturales y sociales, aquel a quien divinizó el egoísmo cristiano y a quien todas las iglesias, tanto católicas como protestantes, adoran como su Dios. ¿Cómo nació el Dios único de los monoteístas? Por la eliminación necesaria de todos los seres reales y vivos.” (Bakunin, Fragmento del manuscrito “El Principio del Estado”).
Cuando llevamos una discusión profunda del pensamiento de Bakunin y del anarquismo, vemos que el anarquismo se define por la negación del individualismo, que según Bakunin, desde el punto de vista social se relaciona en principio al “teologismo” (las formas de alineación religiosa), la teoría de la autoridad divina, y después de los s. XVII-XVIII, la teoría individualista sería la base de la moderna teoría del Estado burgués, sea de monarquías constitucionales, sea una república democrática.
El individualismo es esencialmente idealista, en el sentido que para establecerse precisa negar las relaciones de determinación entre el medio social y natural y el hombre individual. Luego, el individualismo solamente se sustenta por la negación de la realidad concreta. Esto tiene una serie de implicaciones: desde la defensa del inmovilismo político, pasando por el colaboracionismo de clase y cegando incluso a la negación de la colectivización de los medios de producción. Estas son consecuencias necesarias del individualismo, y fue eso lo que sucedió a lo largo de la historia.
La posición frente al individualismo remite entonces a una problemática central: siendo el individualismo una teoría esencialmente burguesa, ella lleva a la legitimación no solamente de las ideas y concepciones burguesas dentro del anarco-comunismo o eclecticismo, sino de la propia burguesía (artistas, empresarios, etc). Luego, la consecuencia principal es la negación del carácter de clase y de lucha de clases. Desde el punto de vista teórico es la reivindicación del idealismo.
También a la conciliación teórica tanto con una concepción burguesa como una conciliación práctica con la burguesía y la pequeña burguesía, como veremos en el caso de la Guerra Civil Española. El documento que analizaremos de la OSL-SP se titula “Socialismo Libertario, un proyecto en construcción”, dentro del cuál, en el ítem titulado “historia del anarquismo”, una amplia gama de experiencias son amontonadas (Brasil, México, Rusia y España). Veamos la siguiente afirmación con relación a la Guerra Civil Española:
“...la tradición libertaria en España, donde la central sindical anarco-sindicalista CNT contaba con una adhesión hasta hoy inigualable en proporción con 2 millones de afiliados en un país de 24 millones de habitantes. Ni hablar de la Revolución Española (sic), cuando los anarquistas contra-golpearon militarmente al fascismo, reorganizaron la economía de forma auto-gestionaria (sic) por tres años, siendo derrotados por una coalición que unió a Hitler, Mussolini y los países imperialistas en su conjunto”. (OSL-SP, 2006, p.6).
Dos elementos se destacan aquí: la idea de que existió una “Revolución Española” y la de “Autogestión de la Economía”. Esas dos afirmaciones tienen importantes implicaciones teóricas y prácticas, podríamos indicar que desde el punto de vista teórico, estas afirmaciones se amparan en la indefinición conceptual y en el idealismo, pues solamente así es posible hablar de “revolución” y “autogestión” en España.
En España no hubo una revolución, porque los anarco-sindicalistas (celebrados en el documento de la OSL y FAG) de la CNT-FAI en su gran mayoría capitularon y se volvieron colaboradores del Estado burgués. Solamente la Agrupación Amigos de Durruti, minoritaria en relación al conjunto del movimiento, denunció el proceso de degeneración burocrática de la CNT-FAI. ¿Por qué no hubo una revolución? En primer lugar, debemos definir qué es una revolución. La revolución es la insurrección, es la guerra, que transforma un sistema o régimen político y económico y las relaciones de clase de la sociedad. En España no aconteció una insurrección. Y si aconteció, fue una “insurrección de la burguesía”, liderada por el general Franco, no por el proletariado.
En realidad, la CNT-FAI participó de una coalición con el PCE, el PS y el “Frente Popular”, participó además de las elecciones burguesas de febrero. Después, el Gobierno del PS nombró diversos ministros “anarcosindicalistas”. Se constituyó entonces una especie de “anarco-gobernismo”, discurso “anarquista” con prácticas favorables al “gobierno democrático burgués”; una política de ocupación de cargos en el gobierno que podría causar envidia a muchos “petistas”.
En el plano de la “economía”, la colectivización que existió no fue gracias a la política de la CNT-FAI, sino contra ella, en regiones muy localizadas. Las bases de la CNT-FAI, especialmente en el campo, llevaron a cabo la colectivización de la economía agraria, lo que luego fue revertido por el Estado Republicano, con el apoyo de la CNT.
Más allá de eso, es necesario considerar que los sindicatos locales y los obreros tomaron las fábricas porque hubo una gran fuga de industrias, que temían la revolución, lo cual indujo en los primeros días al control obrero de la producción. Luego, hablar de “Revolución y Autogestión” en España es faltar a la verdad histórica, a no ser que consideremos que la participación en el Estado Burgués y las Reformas Económicas tuteladas por el Estado (como formas limitadas de co-gestión) expresan la idea de “revolución autogestionaria”. En este sentido, el análisis que sustenta tal posición sólo puede ser idealista, porque la dinámica real (guerra y lucha de clases en España, los acontecimientos, la posición de los anarco-sindicalistas de la CNT-FAI, el papel de los Amigos de Durruti) no es tenida en cuenta.
La “revolución española” es un acto que va del pensamiento eclecticista para el mundo real y no al revés. Y sólo puede representar o una mentira conciente o un análisis equivocado a partir de presupuestos idealistas, que lleva a la reivindicación del discurso de los “anarco-ministerialistas” (la versión oficial de los reformistas que capitularon en 1936 y sobrevivieron para contarlo). La gran cuestión entonces es esa: a partir de la posición frente a la guerra civil española, se explicitan las posiciones teóricas (Materialismo vs. idealismo) y políticas (reforma vs. Revolución).
Apoyar a la CNT-FAI y el mito de la “revolución española” es apoyar el proyecto de la toma del Estado Burgués, o vaciar de contenido concreto a la revolución, transformando la palabra en una panacea. Y la posición frente a la historia es también una posición frente al al presente y al futuro, pues sólo tiene sentido atribuir importancia a la teoría porque ella orienta la práctica política.

Romper con el Eclecticismo, ¡Construir la Organización Bakunianista!
Estas posiciones del eclecticismo brasileño tan sólo reflejan las posiciones históricas del eclecticismo internacional. ¿Qué es el eclecticismo? Denominamos así a un fenómeno iniciado posteriormente a la disolución de la “Alianza”, de la Asociación Internacional de los Trabajadores (en 1876) y la muerte de Bakunin. Algunos ex-militantes de la Alianza iniciaron un proceso de revisión del pensamiento bakunianista, y formularon tesis que mezclaban comunismo y anarquismo. En este sentido, el eclecticismo es una de las formas del anarco-comunismo, sus frágiles bases teóricas son anarco-comunistas, no anarquistas. Pero el principal rasgo de eclecticismo es su esfuerzo por conciliar teorías y estrategias políticas excluyentes entre si, en un todo “supuestamente armónico”.
Del punto de vista histórico, el eclecticismo se aproximó al sintetismo y mantuvo posicionamientos políticos centristas. El eclecticismo anarco-comunista tiene una práctica política de “convivencia pacífica” con las concepciones burguesas, y por eso debe acomodar sus formas de acción y organización a ellas.
Aparte, las posiciones eclécticas nunca contuvieron una crítica de la degeneración del anarco-comunismo y del anarco-sindicalismo, de cómo ellos fueron llevados a colaborar con la burguesía y el Estado. Y quien no es capaz de hacer un análisis crítico de la historia no es capaz de realizar un análisis crítico de la sociedad en el momento actual; quien legitima la colaboración de clases en el pasado, la legitima hoy o la legitimará tarde o temprano, o quedará inmovilizado en medio de las contradicciones teóricas y las demandas prácticas.
En este sentido, el eclecticismo maduro, en realidad, se vuelve oportunismo. O sea, una concepción que habla de “anarquía”, “libertad”, etc. pero tiene una práctica reformista y muchas veces contra-revolucionaria. Por eso reafirmamos la necesidad de romper con el eclecticismo anarco-comunista. Sólo tiene sentido postular un lugar para el anarquismo en a lucha de clases si este se muestra capaz de hacer aquello que el comunismo y la social-democracia internacional no fueron capaces de hacer: conducir al proletariado a una sociedad sin clases y sin Estado, sin explotación ni opresión.
Las teorías y organizaciones políticas sirven para eso. Así, sólo tiene sentido resucitar el anarquismo para trazar un rumbo para una nueva revolución, o sea, una revolución de tipo nuevo, que no sea democrático-burguesa ni burocrático-estatista, sino una revolución proletaria. Todos aquellos que realmente se lancen al combate de forma coherente y responsable, sentirán más tarde o más temprano la necesidad de enfrentar las siguientes cuestiones: el problema de la teoría revolucionaria, que no puede ser ecléctica; el problema de la organización revolucionaria, que debe ser plataformista.
La práctica será criterio, y la lucha de clase y las batallas que se aproximan serán el terreno que servirá como prueba de fuego. Hoy, el anarquismo revolucionario debe ser una palabra de orden que movilice a las masas para el combate, que agrupe a los militantes en torno de una bandera; pero después debe convertirse en una fuerza propulsora y dirigente de la lucha de clases, y eso no es posible si no se resuelve primero el problema de la teoría y de la organización política.
Convocamos a los compañeros que entienden el anarquismo como una bandera que agrupa las fuerzas revolucionarias a asumir esta tarea. Nuestra posición aquí explicitada no es un ataque, sino una advertencia en el sentido de mostrar los errores históricos del eclecticismo, y convocar a los militantes sinceros revolucionarios anarquistas a construir el partido revolucionario bakunianista en Brasil.

¡Anarquismo es Lucha!


Construir solidaridad fuera del sistema, indignarse no basta.
 
Vivimos tiempos revueltos. De esperanzas y angustias. De promesas y amenazas. Son fundamentales las líneas y principios que nos permitan orientarnos en esta época.
El Gobierno del Reino de España ha profundizado este verano sus ataques a las condiciones materiales y de vida de las inmensas mayorías de este país de países en el que vivimos. En primer lugar a través de un Decreto Ley que precariza aún más a la juventud, extendiendo hasta los treinta años un contrato temporal de formación y aprendizaje (el porcentaje de paro de los jóvenes hasta los 25 años es del 46´1%) y con nuevas normas que rompen el límite al encadenamiento de los contratos temporales (ya no adquirirán la condición de fijos aquellos trabajadores que en un plazo de treinta meses hubieran estado contratados durante más de dos años). Es decir, se precariza aún más el trabajo (asalariado y explotado). Por otra parte está la cacareada modificación de la Constitución aprobada por el PSOE y por el PP que modifica el artículo 135 de la Constitución Española limitando el déficit estructural de los gastos estatales. Obviamente esta “constitucionalización de la austeridad” supondrá una continuación en la erosión de los gastos en educación, sanidad, jubilación, desocupación…
Como decimos son fundamentales los principios que orientan nuestras búsquedas y acciones. En esto el movimiento 15-M muestra nuevamente su absoluta subalternidad al Estado democrático español. El 15-M ha hablado de un golpe de Estado a la Constitución española de carácter neo-liberal (¡!). En una manifestación, el 1 de septiembre, se ha llegado a guardar un minuto de silencio, leyendo fragmentos de la Constitución, porque estaba siendo enterrada en ese momento en el Parlamento (¡!). La Constitución española, como toda constitución, no es sino una expresión material e ideológica del dominio estatal, en este caso democrático. Un dominio que a través de la forma democrática nos hace partícipes, para de ese modo encubrir y ocultar la opresión general (económica, política, bélica, ideológica… humana) bajo la que vivimos en este sistema. El Estado español, como todos los Estados, no es una expresión de la voluntad libre de las personas a través de un pacto social constitucional. El Estado es una máquina opresiva que produce y reproduce violencia permanentemente, a través de sus cuerpos policiales, sus cárceles. A través de los ejércitos que como en el caso español operan la muerte en Libia o Afganistán. A través del cierre de las fronteras que producen centenares de muertes todos los años. O por medio de leyes racistas (véase por ejemplo las medidas contra la población rumana en España de las que hablamos en este periódico). En sus bases de existencia patriarcales y en la violencia ejercida contra las mujeres. En la negación de la autodeterminación de los pueblos y de las personas. En la legitimación y reproducción de la acumulación de las superburguesías que explotan y oprimen nuestras vidas…
Es en este contexto donde hay que ubicar los ataques permanentes que están llevando a cabo las burguesías económicas y políticas contra nuestras condiciones de vida. Además en una época histórica que está agudizando los rasgos de una gran transición que estamos viviendo. Publicamos en este número del periódico un especial acerca de la situación mundial publicada en La Comune de Socialismo Rivoluzionario. Un especial de enorme importancia por como restituye (a partir del ensayo de Dario Renzi) la emersión humana caótica que está viviendo nuestra especie en estos momentos, a través de esperanzas nuevas (como en Siria) o reproponiendo los fundamentos del viejo mundo en descomposición (como los “indignados” españoles y su defensa de la democracia y la Constitución monárquica). Este viejo mundo se encuentra además en descomposición irrefrenable, con algunos de los pilares de la vida organizada bajo el sistema (como el trabajo, la vivienda, la educación…) que tienden a corroerse cada vez más. No es que el sistema no quiera, es que no puede sino atacar cada vez más las condiciones de vida de las personas. El sistema y el Estado son irreformables. Su ADN auténtico, su esencia y naturaleza violenta, de asesinabilidad, aparecen de un modo más claro; para quien quiera ver y sobre todo elegir una vida y una construcción fuera de este sistema. Es a esta vida y a esta construcción a la que queremos dedicar nuestra reflexión y nuestros esfuerzos como SL. Una idea concreta que estamos tratando de llevar a cabo proponiendo la construcción de colectivos libertarios, que construyan solidaridad antirracista, hermandad femenina, solidaridad con las revoluciones de la gente común en el mundo árabe, aprendiendo y dando a conocer la energía y la fuerza que se desprende de esta refrescante oleada. Protagonizando espacios de vida y compromiso, de reflexión y construcción, por fuera de los edificios corrosivos de las instituciones opresoras. Espacios de protagonismo para inventar y vivir nuevos caminos comunes. Es sobre estas ideas y tareas, inéditas y apasionantes, sobre las que queremos invitarte a dialogar, discutir, conocernos…

Jorge Herrero






LOS GRUPOS SOCIALES. UNA VISIÓN LIBERTARIA

Los grupos sociales (ya sean de pocas personas o de muchas) forman parte de nuestras vidas. El hombre no vive solo, sino que muy al contrario interactúa continuamente con otras personas. Además vive inmerso en una determinada cultura entendida como patrones de conducta, en evolución y cambio, que ocurren en un hábitat determinado. Nos preguntamos cómo puede encajar esto de los grupos, o que matiz deberíamos darle, para que tome un tinte libertario, que nos ayude a convivir en una sociedad paralela, llena de comunidades anarquistas, ateneos libertarios, etc.
Partimos de las consideraciones de Hostede que diferenciaba un ambiente social de otro según cuatro características: 1)Individualismo Vs. Colectivismo. 2)Distancia al poder. 3)Masculinidad-femineidad. 4)Reducción de la incertidumbre (forma de afrontar los conflictos).
  1. Individualismo y colectivismo.- ¿qué es una sociedad individualista? Podemos utilizar como prototipo la sociedad norteamericana. Los individuos tienen objetivos estrictamente personales y, para lograrlos, cambian de grupo con suma facilidad, van saltando de uno a otro hasta conseguir lo que quieren. Son personas que cuidan mucho su imagen. Eso se nota en las reuniones en que tienden a mantener el control de la palabra. Son percibidos como individuos agresivos y egocéntricos. Las relaciones con otras personas se basan en la competición. Para repartir los ingresos, o las ventajas, de un colectivo, utilizan el criterio de equidad consistente en que el que haya contribuido más a un logro obtenga más. Son partidarios de la asimilación, es decir que los millones de grupos que componen la sociedad vayan pareciéndose, olvidando la heterogeneidad de base. Es el ideal asimilacionista. ¿Qué es una sociedad colectivista? La que tiene una serie de características como es la existencia de menos grupos, pero más estables. Las relaciones entre las personas se basan en criterios de colaboración. Los beneficios se reparten con criterios de igualdad (dar a todos por igual) o de necesidad (dar más al que más necesita). Frente a la asimilación levantan el paradigma del multiculturalismo en la sana creencia de que cuando los grupos se siente seguros, se vuelven más abiertos hacia los otros. Los componentes de las sociedades colectivistas se preocupan menos de la imagen personal y más de la imagen del grupo. Tienden menos “al control de la palabra” y están más preocupados por el control de la imagen de los otros miembros. En general, pienso que son más humanos los grupos colectivistas, más cercanos a la vitalidad libertaria, pero con algunas limitaciones. No todos los grupos son libremente elegidos. Muchos son obligatorios e impuestos como ocurre en la India con el “sistema de castas”. Es necesario que la persona tenga la capacidad de cambiar de grupo con facilidad, evitando el sometimiento a moldes impuestos. Por tanto, grupos colectivistas pero que fomenten, y permitan, la libertad personal.
  2. Distancia al poder.- Volviendo a la sociedad norteamericana, están acostumbrados a un poder más cercano. En nuestra sociedad el poder es distante. Llega un momento en el que el ciudadano no sabe si las decisiones se toman en su comunidad autónoma, en el ayuntamiento, en Madrid, en Bruselas o por oscuras mecánicas de partidos o monarquías impuestas. El poder es algo muy lejano y cada vez tenemos la impresión de que la justicia, el parlamento, el poder ejecutivo, forman un todo continuo, que son la misma cosa. Aquí la respuesta es más fácil: simplemente NO al poder estatal.
  3. Masculinidad-Femineidad.-Sociedades con profesiones y status muy diferenciados según el sexo frente otras más abiertas en la que en cada profesión no hay diferencias de género. Está claro que elegimos la segunda opción sin dudarlo.
  4. Reducción de la incertidumbre.- En este punto los autores se refieren, fundamentalmente, a la forma de tomar decisiones en una comunidad. Más concretamente, hay ríos de tinta sobre cómo debe ser el jefe. Sencillamente no debe existir jefe. Aunque en nuestro “foro interno” exista una cierta tendencia a dirigir o a ser dirigidos, no debe existir más dirección que la de la comunidad formada por todo el grupo, el diálogo basado en la cooperación. El colectivismo tiene ciertos riesgos como caer en la sumisión y el conformismo (ceder ante los demás aunque en el fondo no se esté de acuerdo). Toda sumisión y conformismo debe ser evitado. Una sociedad puede ser colectivista pero dinámica, en continuo movimiento, sin caer en la idolatría hacia el líder sino que, a ser posible, carecer de él. Si nuestra personalidad nos hace propensa hacia el liderazgo, ser capaces de refrenarlo, como consecuencia de la educación.
En nuestra sociedad actual, con multitud de grupos de orígenes distintos se producen fenómenos de “aculturación” entendida como cambio en personas y grupos producidos por el contacto. Este término incluye también a los grupos autóctonos que viven en sociedades plurales. Una sana psicología libertaria debe aceptar que es razonable, y frecuente, que una o dos identidades distintas se alternen, por ejemplo los valores de la sociedad de origen y la de adopción. La heterogeneidad hace que la comunicación interna del grupo sea más complicada pero la misma heterogeneidad ayuda a aceptar competencias diferentes. Los equipos, y grupos, multiculturales deben tener muy presente que hay una serie de fases evolutivas en la integración. Se parte de aceptar que las diferencias no se deben a género, raza, personalidad, sino a “valores previos”. Se establecen unos objetivos colectivistas, las personas se van asociando en subgrupos y, finalmente, se llega a la seguridad participativa en la cual todos se aceptan e integran sin más.
Saludos




Actualidad laboral


Mientras el referente sindical del PCE ofrece a ZP "moderación salarial", el sindicalismo alternativo planificará el 18-S las luchas del otoño. ¡Nos hace falta ya un Frente Sindical como en Grecia!

Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez respectivamente, han enviado una carta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para expresarle su preocupación por la gravedad de la situación económica y realizar una serie de propuestas dirigidas a dinamizar la actividad.
Entre dichas propuestas, los dirigentes sindicales se muestran dispuestos a seguir apoyando la moderación salarial más allá de 2012, año en el que concluye el acuerdo de negociación colectiva que firmaron con la patronal, a cambio de desbloquear los convenios colectivos y de un "compromiso" de las empresas para "contener" sus beneficios empresariales y para que "mejoren el tejido productivo".
Esa es la respuesta de los sindicatos amarillos frente a los ataques del gobierno: "no os preocupéis, en vez de luchar o hacer huelga, nosotros nos bajamos los salarios". En realidad, no son sindicatos, sino aparatos del Estado. A CC OO y UGT no les importa que la crisis la paguen los trabajadores. Los sindicatos del régimen tienen "sentido de Estado". Tienen, además, muy claro que la mano que les da de comer -vía Presupuestos Generales del Estado- no se muerde.
Hay que recordar que el PCE (tan diametralmente opuesto, en esto como en todo, al KKE griego), además de tener un pacto global con el PSOE y estar a su servicio (como demostró en Extremadura), sigue teniendo como único referente sindical a CC OO, sin importarle que este sindicato haya sido cómplice de los recortes acometidos por el gobierno a instancias de la patronal, y sigue diciendo -en palabras de Cayo Lara- que "no va a enfrentarse" a CC OO y UGT. No quieren darse por enterados de lo que hoy día hasta el trabajador más desinformado sabe: que hace falta, de manera prioritaria, reconstruir el movimiento obrero,  generando un nuevo sindicalismo al margen de la burocracia de CC OO y UGT.